El Parque Estadio Nacional fue el escenario de una noche cargada de emoción, luces y mucho ritmo. Tras una larga espera y una suspensión que dejó a muchos con el corazón apretado, Shakira finalmente se reencontró con su público chileno en un espectáculo que no solo deslumbró por su nivel internacional, sino que también reunió historias de esfuerzo, pasión y hermandad. Entre ellas, destacó la de un grupo de amigas que viajó desde el norte del país para vivir este momento juntas: las Lobas de Copiapó.

Pascuala Díaz sonreía con la sencillez de quien cumple un sueño. —“Bien, feliz, alegre y eso”, respondió cuando se le preguntó cómo se sentía al estar allí. El viaje largo desde la región no había sido fácil, pero la emoción del momento lo compensaba todo.

La experiencia fue especialmente significativa para Johanna Jorquera, quien habló con total honestidad sobre lo que significó enfrentar la cancelación del show anterior.

Nataly Gallardo, otra de las integrantes del grupo, también compartió su testimonio. —“Mira, es súper interesante, entretenido. Yo es segunda vez que vengo al concierto de Shakira”, dijo con entusiasmo.

El concierto de Shakira en el Parque Estadio Nacional no solo fue una muestra de talento y producción internacional; fue también una oportunidad para que cientos de personas como las Lobas de Copiapó vivieran una experiencia inolvidable.