«Un pelao menos es mejor»: inquietantes detalles revela querella del INDH tras muerte de conscripto
El Instituto Nacional de Derechos Humanos presentó una querella criminal por apremios ilegítimos a soldados conscriptos en Putre, revelando detalles alarmantes.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ingresó una querella criminal en contra de todos aquellos que resulten responsables por el delito de apremios ilegítimos; todo en el contexto de la marcha de conscriptos en Putre, región de Arica y Parinacota, que terminó con la vida de Franco Vargas.
La querella se centra en los hechos ocurridos desde el 21 de abril de 2024 en adelante, en los que se vieron involucrados soldados conscriptos de la Brigada Motorizada N°24 “Huamachuco” de Putre durante su instrucción en el sector de Pacollo.
Según la querella, alrededor de 250 jóvenes soldados fueron sometidos a golpes de pies y puños por parte de sus superiores en cualquier contexto y momento. Además, se les sometió a condiciones extremas, como caminatas nocturnas con temperaturas bajo cero, sin la ropa adecuada, y durante el día sin la protección solar mínima.
Los soldados también fueron expuestos a condiciones insalubres, reza el documento, como la exposición a fecas de ratones en los espacios de preparación y consumo de alimentos, y la obligación de utilizar letrinas grupales sin acceso a medidas higiénicas de aseo personal.
La querella también revela un contexto de maltrato verbal permanente, con frases homofóbicas y de connotación sexual. Incluso después del fallecimiento de uno de los jóvenes, Franco Vargas, se repetía la frase “un pelao menos es mejor”.
Extracto de la querella del INDH:
Todas estas situaciones ocurrieron dentro de un contexto de maltrato verbal permanente, con frases homofóbicas tales como: “eres niñita, maricón, amariconado, lesbiano”; otras frases de connotación sexual, como: “la maraca de tu polola está saltando encima de otro weón, pelao cornúo”, “te están cagando con otro, pelao cachúo”,“hay que cruzar la frontera y violar a las peruanas, antes que vengan los peruanos a violar a tu mamá o a tu hermana”.
Entre las víctimas, el INDH identifica a Bastián Alexander Castillo Arellano, quien fue bajado a Arica antes por un supuesto cuadro de apendicitis. A pesar de sus fuertes dolores estomacales y diarrea, los funcionarios del Ejército no creían que estaba enfermo y hablaban mal de él ante la tropa.
Otra víctima, Jacob Antonio Valentín Cárdenas Henríquez, había solicitado su baja el 16 de abril. Posterior a la marcha del 27 de abril de 2024, que culmina con la muerte de un soldado conscripto, estuvo en aislamiento por 4 días con síntomas de diarrea y tos.
Jacob fue trasladado a la unidad de psiquiatría del Hospital Regional de Arica por intento de suicidio. Su madre viajó desde Santiago para gestionar el alta médica de su hijo y el Ejército los llevó a ambos al Regimiento para realizar la tramitación de la baja.
Condiciones extremas
De acuerdo con el libelo, los soldados enfrentaron condiciones extremas durante las marchas, sin el equipo adecuado para protegerse del frío intenso. La falta de guantes y la exposición prolongada a bajas temperaturas resultaron en dolor y entumecimiento severo en manos y pies, lo que refleja una negligencia en la protección de su bienestar físico.
La situación se agravó cuando uno de los soldados sufrió lesiones en el pie durante la marcha. En lugar de recibir ayuda, fue acusado de autolesionarse, lo que indica una falta de apoyo y comprensión por parte de sus superiores.
Según el INDH, los testimonios revelan un patrón de maltrato físico y verbal por parte de los oficiales. Incidentes como la respuesta despectiva del Teniente Donoso a un conscripto en crisis y el uso de bombas lacrimógenas durante un ejercicio reflejan un ambiente de hostilidad y falta de respeto hacia la integridad de los soldados.
Otro extracto de la querella:
En una ocasión, uno de los conscriptos salió adelante del grupo y le dijo que no se sentía apto y que tenía “pensamientos de morir” al Teniente Donoso, quien le respondió al joven “acompáñame a mi oficina te paso un cuchillo y mátate”. En otra ocasión, durante una actividad en que los soldados tenían que cantar un himno, les refregaron en la cara bombas lacrimógenas, de las que utilizan en el ejército, activadas, provocándoles náuseas y vómitos a los jóvenes. En otra ocasión, el Capitán Wolk le pateó la cabeza a un compañero, aunque estaba con casco, porque pensó que estaba durmiendo y se estaba abrochando los zapatos. Indica la víctima que una vez los hicieron tirarse al suelo y sacar hierba con la boca y se burlaban de ellos diciéndoles “mira las vaquitas” y en otra ocasión los hicieron subir un cerro en sentadillas.
Así las cosas, una de las víctimas describe su experiencia en el Ejército como una desilusión frente a sus expectativas iniciales. La dureza de las instrucciones y el deseo de regresar con su familia subrayan el impacto psicológico negativo de su servicio, expone la querella.