Junta de Vigilancia del Río Huasco realizó inspección en Matancilla y descartan intervención en el caudal del río
La investigación liderada por un equipo de la Junta de Vigilancia verificó el estado del caudal del río con resultados positivos, descartando entubamiento de canales e intervención de terceros.
Tres días duró la investigación exhaustiva realizó un equipo técnico de la Junta de Vigilancia de la Cuenca del Río Huasco y sus Afluentes (JVRH) en el estero Matancilla arrojó resultados positivos; un promedio de 478 litros por segundo (l/s) en el caudal, además de comprobar que no existe entubamientos de canales en el río.
La JVRH se constituyó en cuatro tramos; Matancilla Primero, Matancilla Segundo, Tapado Sur y Tapado Norte, puntos en que se realizaron aforos para medir el caudal y un reconocimiento aéreo con dron para determinar el actual estado del río.
Matías Ahumada, ingeniero civil de la Junta de Vigilancia, estuvo a cargo de la inspección y descartó algún tipo de intervención humana que pudiese alterar el cauce natural del río.
“Nos constituimos como Junta de Vigilancia en diferentes puntos del Río Matancilla, realizamos aforos en cada uno de los tramos establecidos en una planificación previa para calcular el caudal del río obteniendo como resultados 450 (l/s) en Matancilla Primero, 470 l/s en Matancilla Segundo, 477 l/s en Tapado Sur y 515 l/s en Tapado Norte, diferencia entre un punto y otro que se produce producto de aportes de pequeñas quebradas y posibles afloraciones de agua”, señaló el profesional del área civil.
Asimismo, Ahumada detalló la inspección aérea descartando la existencia de entubamiento de canales y alteración en el río: “Con un dron obtuvimos imágenes de los diferentes tramos del río y pudimos constatar que no existe ninguna intervención por parte de terceros. No existe entubamiento de canales. Todo el caudal que trae el río se va por su cauce natural. Es una zona de difícil acceso, por lo que resulta complejo llegar al lugar e intervenirlo”.
La expedición:
Llegar a Matancilla no fue fácil, la expedición duró tres días para lograr el objetivo que fue constatar el estado de la cuenca del río El Carmen a la altura de Matancilla y garantizar que no existe entubamientos de canales ni intervención de terceros, una de las principales preocupaciones de los usuarios de agua y comunidades de la provincia.
El equipo estuvo conformado por Matías Ahumada, ingeniero civil; Luis Trigo, encargado de comunicaciones; y Hernán González, operador del Embalse Santa Juana, además de Sebastián Páez y Cristian Báez, arrieros de las localidades El Corral y Las Breas, respectivamente.
El viaje comenzó en camioneta desde el Embalse Santa Juana hasta el puente Potrerillos, límite dónde termina la vía, cambiando el vehículo por caballos para continuar por un dificultoso sendero con destino a un punto intermedio dónde se instaló un campamento provisorio; ocho horas de cabalgata por un recorrido de 22 kilómetros de distancia entre piedras, rocas, angostos senderos, tramos peligrosos por los cuales se debía caminar y altas temperaturas.
Hernán González, quien ha liderado inspecciones anteriores, contó que “el primer día fue de cabalgata por ocho horas hasta llegar al lugar dónde se armó el campamento; el segundo día avanzamos dos horas más a caballo para llegar a Matancilla Primero y luego Matancilla Segundo, puntos dónde realizamos las primeras inspecciones y más tarde devolvernos nuevamente al campamento para alcanzar a llega antes del atardecer”.
“Durante el tercer día visitamos Tapado Sur y Tapado Norte para luego descender hasta llegar al puente Potrerillos, recorrido que demoro ocho horas cabalgando”, agregando que “el trayecto fue largo, complicado y con dificultades, porque no existen caminos, por el contrario, son rutas improvisadas con muchos matorrales, piedras y rocas”, agregó el operador del embalse quien en esta oportunidad estuvo cargo de planificar la expedición.
El objetivo se cumplió, un recorrido por puntos estratégicos del estero Matancilla permitió clarificar datos y garantizar que por el momento no existen intervenciones que pudiesen afectar el caudal natural del río, además de entregar un aliento de tranquilidad a los regantes y comunidades del valle que temen perder el recurso más preciado en los momentos más difíciles dónde se agudiza la escasez hídrica.
Alegatos:
Cabe recordar, que el pasado 18 de noviembre los abogados de la Junta de Vigilancia como de los Comités de Agua Potable Rural de la zona, presentaron sus alegatos ante la séptima sala de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago para determinar la insubsistencia de los derechos de agua por un caudal total de 920 l/s en el sector Matancilla.
“Se llevaron a cabo los alegatos ante la Corte de apelaciones de Santiago, juicio en que la Junta de Vigilancia del Río Huasco y algunos regantes del mismo río demandaron la insubsistencia de dos derechos de agua por un caudal total de 920 l/s en el sector Matancilla, dado que nunca se han usado las aguas, y en subsidio se solicitó se declare la nulidad de las anotaciones marginales practicadas en el Conservador de Bienes Raíces de La Serena con las sentencias judiciales que perfeccionaron esos derechos”, manifestó Gonzalo Muñoz Escudero, abogado demandante.
En el mismo contexto, Muñoz dijo: “Dado la sentencia del 3º Juzgado Civil de Santiago rechazó la demanda, se interpusieron en su contra recursos de casación en la forma y de apelación, que fueron los que se alegaron en la audiencia basados en lo erróneo e infundado de dicho fallo, ya que en lo esencial no consideró la contundente prueba rendida por esta parte y las irregularidades procesales cometidas en los juicios de perfeccionamiento de los derechos de aguas referidos”, agregando que “en esos recursos se hicieron parte cinco comités APR señalando el perjuicio que para sus integrantes significa la confirmación de la sentencia, principalmente la afectación de su derecho humano al agua”.
Ahora está en manos de la justicia determinar el futuro de estos derechos de aprovechamiento de agua, que pareciera ser de gran interés para algunos grupos económicos por sobre el bien común de las comunidades que conforman el Valle del Huasco, que resisten a los embates de la naturaleza y enfrentan el período más crítico de una crisis hídrica que recién comienza.